Tertulias literarias for ever, selección y recomendación de autores y obras.


Estimados lectores:

Os damos la bienvenida a nuestras tertulias literarias. En ellas llevaremos a cabo la crítica de una obra mensual combinando una lectura clásica y una contemporánea. Para comenzar hemos elegido: "La cena" de Herman koch y "La herencia de Eszter" de Sándor Márai". Podéis acompañarnos en nuestras reflexiones y descubrimientos literarios, así como aportar ideas y comentar o debatir las nuestras.

Un saludo literario.






domingo, 16 de octubre de 2011

THOMAS MANN, "Muerte en Venecia"(1912)




"El camino más certero del mundo espiritual es la belleza" . "¿Qué sería de nosotros si la verdad, la divinidad, la razón o la virtud aparecieran ante nuestros sentidos tal como son?".

Son las palabras del autor en boca del personaje que protagoniza la novela, un escritor enfrentado a una crisis existencial que le lleva a Venecia, el enclave ideal  para vivir la dulce pasión de un amor imposible, irracional y desmesurado, fruto de la voluntad artística, la decrepitud y un alma extremadamente sensible.

No sólo no recuperará la serenidad sino que se hundirá en el pozo de su propia pasión rodeado de una ciudad transfigurada e irreal ante los ojos del escritor, una pasión que le conducirá a la muerte de la mano del joven Taszio, "con el busto de  Eros y el brillo  marmóreo de Paros", una belleza divina que recuerda las representaciones mitológicas.

Las góndolas vestidas de negro,  los edores putrefactos de la laguna  y la niebla final que empaña la vista del escritor y en la que se aleja el joven Taszio simbolizan la muerte que se acerca y pone fin a una vida dedicada al arte.

Una  novela dotada de una gran  belleza etérea que traspasa el fondo del alma del escritor.








3 comentarios:

  1. La primera duda que se plantea es si Muerte en Venecia habla de la belleza o de la atracción física. El espíritu romántico deslinda esas categorías , prefiere la captación espiritual, esa a la que el concienzudo escritor Gustav Aschenbach ha entregado su vida : la plasmación de la pura forma.
    No en balde la referencia a Platón , quien funda la tradición . La de la belleza como una forma de verdad : no hay otra belleza que la verdad del ser , y toda verdad es un recogerse – con uno mismo o con el ser del otro- en la unidad , y eso es lo que tradicionalmente – en San Agustín por ejemplo, un platónico- se entiende como el bien , la unidad del ser . Verum, unum, pulcrum y bonum , la unidad de los trascendentales.

    ¿ Y Eros ese diablillo que anda incordiando por ahí ?
    Eros ha de ser reconducido del ámbito de lo sensible – el cuerpo- al ámbito del espíritu – la pura belleza que es verdad, unidad, bien-.

    Pero Aschenbaach , en esa edad intermedia , después de una vida sacrificada al bien , a la verdad, a la unidad, a la belleza del espíritu, se encuentra navegando hacia la nada , haciendo el camino inverso. Un encuentro fortuito, un deseo apenas latente , lo lleva , más allá de la comodidad de su hogar , de una vida pequeño burguesa, de un prestigio acumulado, una individualidad cincelada, al otro cabo de si, a emprender un viaje- símbolo claro del principio de incerteza o incertidumbre, que es la vida misma -, un no ser ya más, dejarse llevar , perder el rastro…

    De la contención del espíritu- sacrificio, dura disciplina intelectual y moral- a la emergencia de la libido – que es la disolución, la pluralidad, lo sin forma ,de ahí el sueño orgiástico- que aparecerá “fortuitamente” en la imagen de Tadrio- esto es , en lo imaginario-.

    Por mucho que el disfraz sea la belleza pura, lo que aparece es el puro deseo . Romántico,, platónico , declarado Aschenbach des- cubre el instinto de thanatos - la destrucción- ahí donde la belleza y la muerte ( el cuerpo) se funden. El anhelo de no ser, de no ser ya más , se plasma bellamente en la muerte del escritor cuando la peste ( esa peste metafórica que lleva dentro) le alcanza estando junto al objeto de la contemplación ( sublimado) : ese cuerpo de Tadrio confundiéndose con la luz aparente de la playa, de la vida.

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  2. El poeta Gustav Aschenbach habita en el abismo – de nada le ha servido una vida dedicada a la educación del espíritu, al dominio de si mismo, a la razón-. Pero la belleza sólo es posible poseerla en la fugacidad del instante , de la vida, esto es , en la muerte misma. Esa muerte es el símbolo de la máxima unidad y de la máxima disolución a la vez.
    La atmosfera difusa y cálida, evanescente y álgida , crepuscular , de la ciudad y de una vida se reconocen y se funden en un último abrazo .La decadente ciudad- hundiéndose siempre- acoge los restos del decadente poeta –hundido para siempre- . Ese- ese y el lenguaje sobrio, austero, preciso- sea quizás el “encanto” de la novela , la fascinación que aún nos produce.

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  3. Detrás de la malla conceptual de "Muerte en Venecia" , aparecen las sombras o la luz- según se mire- del "Nacimiento de la tragedia" , de Friedrich Nietzsche.

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