
"El camino más certero del mundo espiritual es la belleza" . "¿Qué sería de nosotros si la verdad, la divinidad, la razón o la virtud aparecieran ante nuestros sentidos tal como son?".
Son las palabras del autor en boca del personaje que protagoniza la novela, un escritor enfrentado a una crisis existencial que le lleva a Venecia, el enclave ideal para vivir la dulce pasión de un amor imposible, irracional y desmesurado, fruto de la voluntad artística, la decrepitud y un alma extremadamente sensible.
No sólo no recuperará la serenidad sino que se hundirá en el pozo de su propia pasión rodeado de una ciudad transfigurada e irreal ante los ojos del escritor, una pasión que le conducirá a la muerte de la mano del joven Taszio, "con el busto de Eros y el brillo marmóreo de Paros", una belleza divina que recuerda las representaciones mitológicas.Las góndolas vestidas de negro, los edores putrefactos de la laguna y la niebla final que empaña la vista del escritor y en la que se aleja el joven Taszio simbolizan la muerte que se acerca y pone fin a una vida dedicada al arte.
Una novela dotada de una gran belleza etérea que traspasa el fondo del alma del escritor.
La primera duda que se plantea es si Muerte en Venecia habla de la belleza o de la atracción física. El espíritu romántico deslinda esas categorías , prefiere la captación espiritual, esa a la que el concienzudo escritor Gustav Aschenbach ha entregado su vida : la plasmación de la pura forma.
ResponderEliminarNo en balde la referencia a Platón , quien funda la tradición . La de la belleza como una forma de verdad : no hay otra belleza que la verdad del ser , y toda verdad es un recogerse – con uno mismo o con el ser del otro- en la unidad , y eso es lo que tradicionalmente – en San Agustín por ejemplo, un platónico- se entiende como el bien , la unidad del ser . Verum, unum, pulcrum y bonum , la unidad de los trascendentales.
¿ Y Eros ese diablillo que anda incordiando por ahí ?
Eros ha de ser reconducido del ámbito de lo sensible – el cuerpo- al ámbito del espíritu – la pura belleza que es verdad, unidad, bien-.
Pero Aschenbaach , en esa edad intermedia , después de una vida sacrificada al bien , a la verdad, a la unidad, a la belleza del espíritu, se encuentra navegando hacia la nada , haciendo el camino inverso. Un encuentro fortuito, un deseo apenas latente , lo lleva , más allá de la comodidad de su hogar , de una vida pequeño burguesa, de un prestigio acumulado, una individualidad cincelada, al otro cabo de si, a emprender un viaje- símbolo claro del principio de incerteza o incertidumbre, que es la vida misma -, un no ser ya más, dejarse llevar , perder el rastro…
De la contención del espíritu- sacrificio, dura disciplina intelectual y moral- a la emergencia de la libido – que es la disolución, la pluralidad, lo sin forma ,de ahí el sueño orgiástico- que aparecerá “fortuitamente” en la imagen de Tadrio- esto es , en lo imaginario-.
Por mucho que el disfraz sea la belleza pura, lo que aparece es el puro deseo . Romántico,, platónico , declarado Aschenbach des- cubre el instinto de thanatos - la destrucción- ahí donde la belleza y la muerte ( el cuerpo) se funden. El anhelo de no ser, de no ser ya más , se plasma bellamente en la muerte del escritor cuando la peste ( esa peste metafórica que lleva dentro) le alcanza estando junto al objeto de la contemplación ( sublimado) : ese cuerpo de Tadrio confundiéndose con la luz aparente de la playa, de la vida.
El poeta Gustav Aschenbach habita en el abismo – de nada le ha servido una vida dedicada a la educación del espíritu, al dominio de si mismo, a la razón-. Pero la belleza sólo es posible poseerla en la fugacidad del instante , de la vida, esto es , en la muerte misma. Esa muerte es el símbolo de la máxima unidad y de la máxima disolución a la vez.
ResponderEliminarLa atmosfera difusa y cálida, evanescente y álgida , crepuscular , de la ciudad y de una vida se reconocen y se funden en un último abrazo .La decadente ciudad- hundiéndose siempre- acoge los restos del decadente poeta –hundido para siempre- . Ese- ese y el lenguaje sobrio, austero, preciso- sea quizás el “encanto” de la novela , la fascinación que aún nos produce.
Detrás de la malla conceptual de "Muerte en Venecia" , aparecen las sombras o la luz- según se mire- del "Nacimiento de la tragedia" , de Friedrich Nietzsche.
ResponderEliminar