La trama gira alrededor de la heroína que da nombre a la novela, una mujer, hija de un rico inversionista, tan rico como burdo en las formas, motivo que da un toque de humor a la novela. El padre es sin duda un personaje grotesco, creado seguramente por Balzac con la intención de aligerar el argumento. Eugéne, cortejada por los descendientes de dos familias burguesas que le proponen matrimonio, se mantiene fiel a su primer amor, su primo Charles, un refinado caballero que intenta superar el suicidio de su padre con una vida mundana.
Eugène, oprimida por las convenciones sociales imperantes de la época, así como por la ambición y avaricia de su padre, se rebela por amor. Sin embargo, ese mismo amor que la ayuda a madurar es también la causa de su soledad, la monotonía y la melancolía que enmarcan su estéril existencia.
La obra emplea tanto recursos románticos como realistas, y a lo largo de ella se percibe la desbordante fuerza de Balzac, cuyo espíritu bohemio y excéntrico, así como su continua búsqueda de gloria, ambición política, y amores secretos y paralelos por momentos transformaron al escritor en personaje.
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