El título, sugestivo de por sí, hace referencia a la multiplicidad de caras de "la ciudad" por antonomasia, bella y decadente, a la que tantos pintores han retratado, tantos escritores han mencionado y tantos poetas han dedicado su alma y sus versos. Silenciosa, divina, noble, cambiante según el color del día, la lluvia, la niebla, el sol, el azul del cielo..., bohemia, húmeda, delirante, religiosa...."Venecia , máscara de Italia"(Byron). El autor se plantea si escribir bien es lo contrario de escribir correctamente, no hay palabras suficientes para escribir lo que se piensa o al menos para describir Venecia.
"Venecia es el decorado final de la gran ópera que es la vida del artista, exhausta de Tizianos , Tintorettos , Longhis y Verrochios..." Se plantea asimismo la moral del siglo XIX en la que el centro del universo era la Tierra y del planeta, Europa, con París como eje. Alude a citas de intelectuales (Balzac "Si la Palferina tuviera dinero, él se iría a vivir a Venecia, de día en los museos, al teatro por la tarde y de noche con las mujeres bonitas"), a Casanova lo compara con humor con "un tío suyo descarriado"y presenta a diversos representantes del arte de su época a los que tuvo el gusto de conocer como Mariano Fortuny, el excepcional pintor o Marcel Proust -quien dijo que Venecia era para él la ciudad de su inconsciente-
"Sin preocuparse del mañana, la Europa del placer, el Asia del petróleo, la América del tedio, los reyes de Candide, la sociedad de los jets, los océanos de los armadores, seguían desfilando ante la iglesia de la esquina, donde San Jeremías contenía con dificultad sus lamentaciones".
"En Venecia la calle es un palacio sin techo", sabias palabras en una recopilación de ideas, pensamientos, alusiones a su idolatrada Venecia, a la moralidad y sociedad de la época y sobre todo a los artistas que se refugiaron en ella porque su propia alma se instaló allí para siempre.
"Venecia es el decorado final de la gran ópera que es la vida del artista, exhausta de Tizianos , Tintorettos , Longhis y Verrochios..." Se plantea asimismo la moral del siglo XIX en la que el centro del universo era la Tierra y del planeta, Europa, con París como eje. Alude a citas de intelectuales (Balzac "Si la Palferina tuviera dinero, él se iría a vivir a Venecia, de día en los museos, al teatro por la tarde y de noche con las mujeres bonitas"), a Casanova lo compara con humor con "un tío suyo descarriado"y presenta a diversos representantes del arte de su época a los que tuvo el gusto de conocer como Mariano Fortuny, el excepcional pintor o Marcel Proust -quien dijo que Venecia era para él la ciudad de su inconsciente-
"Sin preocuparse del mañana, la Europa del placer, el Asia del petróleo, la América del tedio, los reyes de Candide, la sociedad de los jets, los océanos de los armadores, seguían desfilando ante la iglesia de la esquina, donde San Jeremías contenía con dificultad sus lamentaciones".
"En Venecia la calle es un palacio sin techo", sabias palabras en una recopilación de ideas, pensamientos, alusiones a su idolatrada Venecia, a la moralidad y sociedad de la época y sobre todo a los artistas que se refugiaron en ella porque su propia alma se instaló allí para siempre.
Visto que el argumento es Venecia , recomiendo vivamente la lectura de un libro del premio nobel de litaratura ruso, Iosif brodskij, " Fondamenta degli incurabili",en el que nos narra también su relación con la ciudad.
ResponderEliminarHay una traducción al castellano que es un crimen de estado, así que mejor hacerse con el original ruso o con la sugerente y magnífica traducción italiana ( Ed. Adelphi. Picola boblioteca , 259).
Reproduzco el inicio en que explica cuando por primera vez llegó a Venecia y encuentra a su Ariadna que le guia y le deja perdido en medio del laberinto veneciano ( de la vida, en suma). Después el libro refelexiona sobre sus diferentes estancias en la ciudad- siempre en invierno-; sobre los venecianos i Venecia misma, esa ciudad decadente ( ¿ alguna vez no lo ha sido ? ) que ahora se hunde irremisiblemente, que quizás esté ya- metafóricamente hablando- por debajo de la cuota 32.
"Molte lune fa il dollaro era a quota 870 e io ero a quota 32. Il globo era anch'esso più legero- due miliardi di anime in meno-, e il bar della stazione, in quela gelida sera di dicembre, era deserto. Lí, in piedi, aspettavo che venisse a prendermi l' única persona che cognoscevo in tutta la città. il tempo passava, e lei non si faceva vedere......
Alta quasi un metro e ottanta, esile, gambe lunghe, viso sottile, capelli castani, occhi a mandola, pupille nocciola, un ruso passabile e un soriso abbagliante su quella bocca della linea stupenda, fasciata da una superba tenuta di camoscio impalpabile e di seta dello steso tono, avvolta in un profumo mesmerizzante, a noi scognosciuto, la visione era di gran lunga la più elegante creatura di senso femminile che avesse mai messo piede- un piede conturbante- nella nostra cerchia. Era fatta della materia che tiene freschi i sogni degli uomini sposati. E poi, era una veneziana.
(Cont)
He leído, hace tiempo ya, tan sólo fragmentos del libro de Paul Morand, así que no me atrevo a hacer una valoración o una crítica cabal del libro. Pero quiero traer a colación una de las ideas del autor recogidas en la presentación.
ResponderEliminarDecía Shakespeare que la vida es una historia contada por un idiota. Siempre me ha parecido que toda obra literaria sobre ese referente endeble y difuso- la vida- es una mera parodia, un esquema o una simplificación extrema, en el mejor de los casos, sino una mixtificación . Entre el concepto Plotiniano según el cual el arte mejora la realida pues es la plasmación de una idea o esencia metafísica, y la teoria propiamente platonica según la cual el arte es una mera imitación de imitación, quizás debieramos terciar por en medio . Ni plasma una idea absoluta , ni copia la realidad en bruto. La vida no se deja ser contada. Como se dice en italiano " è troppo girata". O como decía el autobús que acabo de ver por la calle viniendo a casa: "la realidad supera la ficción", lo cual es absolutamente mentida porque la realidad supera la ficción, "con creces". Y ahí está el problema, siempre se nos escapa en su complejidad o en su realidad.Así que la literatura en cierto sentido no puede ser otra cosa que "contar cuentos"; unos- los profesionales del oficio- intentando contar tan sólo un cuento, una historia verosímil; otros- los que entienden la literatura como arte, como una forma de conocimiento- , intentando reflejar el palpito secreto, misterioso o profundo de la vida, desfalleciendo siempre en ese intento, por mucho que la obra sea lograda. la vida siempre es otra cosa. Pero no hay otro instrumento para atraparla que la literatura, esa pobre red por donde todo se cuela.
Pero tampoco se deja ser vivida. Me viene siempre a la cabeza un texto de René Descartes en que explica como después de sus estudios de juventud decidió viajar, ver cortes y ejercitos, conocer gente de diverso humor y condición, ponerse a prueba a si mismo y a los otros, tratando de ser, nos dice, más espectador que no actor de la obras que se representan; leer- dice- en el gran libro del mundo.
Vida o escritura, el viejo dilema; reflexionar sobre lo que se nos presenta- y ya nos deja invalidos y desahuciados quizás, inermes- y lo que pretendemos dando palos de ciego ( sin saber muy bien qué) . "Una vida sin reflexión no es vida", decia el filósofo clásico, però el exceso de reflexión nos aísla de la vida también.
No podemos pues propiamente ni ser actores ( ni aún en su forma decaída de vagabundos , naufragos o supervivientes, aún en eso somos perdedores), pues siempre estamos buscando esa cosa que se llama vida, la felicidad, sin nunca encontrarla; ni tampoco espectadores,no podemeos explicarnosla del todo, se nos escapa. la vida es lo que nos pasa ( en el doble sentido de la palabra). Pero quizás sí, seguro, que hago una generalización en si misma absurda. afortunadamente. Quizás la vida- como dijo alguien - es lo que está ahí en el doblar de la esuina, tan sólo hay que ir.
No deberiamos estar de vuelta de todo. Nietzsche decía que no se puede vivir sin el olvido; que el olvido no es una mera "vis inertia", sino "una vis activa". La consciencia, el saber de las cosas, a veces no nos hace más libres, sino sólo prisioneros. Vivir es olvidar también. Quizás Venecia sea un ciudad del sueño, del olvido pues soñando , soñamos la vida que no hemos vivido, la que acaso hemos anhelado.