"En el viejo parque gélido y nevado,
dos sombras buscan su pasado".
dos sombras buscan su pasado".
Una historia de amor interrumpida por la Gran Guerra que retiene a los personajes en dos continentes diferentes. Tras nueve largos años incomunicados, ¿se encenderá de nuevo la llama del amor de las cenizas del olvido?,
¿es posible volver al pasado?, ¿retroceder en el tiempo?... Esta es la pregunta que nos plantea Zweig y con la maestría que le caracteriza, detalla y disecciona los sentimientos de los personajes siguiendo el ritmo que marca el compás del reencuentro.
Hay libros que son necesarios- aunque puedan contar tan sólo anecdotas-, en los que las palabras una detrás de otra forman un orden preciso, exacto.
ResponderEliminarEscribir libros así tan sólo es dado a los escritores , aquellos que entienden su dedicación ( "vocación", llamada) como un arte o como un oficio, pero que en todo caso maduran la historia que cuentan, como un árbol madura sus frutos.
Stefan Zweig pertenece a este pequeño reducto de elegidos. Sus historias siempre son vibrantes y emotivas, con un lenguaje sobrio y elegante, la contención del "tempo" de la historia o narración, un desenlace sorprendente o perfecto; sabe jugar , en fin, con los personajes y su destino. Dos ( amén de otros) son los temas predilectos de Zweig, el amor ( y los sentimientos, oscuros, convulsos, a menudo) y el destino; a veces entrelazados como un todo, como el libro que nos ocupa; otras veces separadamente, como "Mendel, el de los libros", en el que nos narra el destino de un personaje desencajado por la realidad de un mundo que cambia.
Autor también de su mundo, sus obras- en la imaginación- nos sitúan en Viena , en ese mundo que fue una vez el suyo.
Un solo "pero" cabría- a mi parecer, claro está- , objetar a Stefan Zweig: a menudo repite no tanto argumentos como situaciones, lo cual marca un limite, y nos indica que detrás de la aparente objetividad de la historia, está ahí un sujeto, probablemente el propio Stefan Zweig, quien sino.
Un autor en todo caso que hay que leer y releer, como todos los buenos o buenisimos escritores, a los que Stefan Zweig sin duda pertenece. Buena elección, mejor lectura.
Relato vibrante, especialmente las escenas de encuentro / desencuentro en el tren : como el ruido se interpone en su silencio y el silencio deviene un ruido que los oculta. Él se auto convence : nada ha cmbiado, "El tiempo no ha podido con nosotros". Su mirada continúa siendo cálida , su voz dulce...el tren se mueve, el destino llega a su termino final.
ResponderEliminarMagnifico relato de una gran riqueza y sutileza.Un grandisimo Zweig .En estado puro.
Historia que nos sitúa en el límite de la soledad humana. Entre la algarabía de la gente y banderas, desfiles, dos soledades debaten su destino. Zweig nos narra una historia de un gran patetismo, belleza y honda tristeza. Las farolas proyectan las sombras ( que juegan a entrelazarse y separarse) , parecen tan sólo los espectros de dos seres que un día se amaron. "sólo sus calladas sombras se arrastraban delante de ellos".
ResponderEliminarAmor siempre demorado, amor romántico al inicio, amor sensual nunca realizado; comunicación de las almas sublimada: los "amantes" se pasan notas - " se escribían tórridas notas, deslizaban en la mano del otro cartas ardientes, desesperadas..."- roban unos "segundos trémulos, fugitivos", apenas un beso, un abrazo, una mirada de soslayo...la separación.
Después en la distancia él se refugia en el recuerdo, en el amor ideal, tacha el paso del tiempo. Mantiene una relación epistolar en la distancia ( "Esas cartas se habían convertido en la comida y la bebida de aquel solitario"). Pero la distancia carcome todo, el tiempo, la sensualidad no consumada. La guerra separa a los amantes." No está en la esencia de la naturaleza humana vivir sólo de recuerdo"- dice Zweig.
Cuando se reencuentran la conversión de esa relación en una tierna amistad se ve ensombrecida por el cambio imperceptible de las cosas, por la distancia, por la sensualidad latente, osca, de él.El amor no consumado les persigue como una sombra hasta el final, hasta llegar al final tristisimo del hotel, donde ella se queda petrificada, desecha interiormente, casi sin vida. El pasado no resuelto del todo vuelve obcecado y ciego a reclamar un amor que los días y los besos no han acrecentado. "Y de repente- dice Zweig- , se dió cuenta de que la serenidad que habían mantenido mientras hablaban era falsa, que en alguna parte todavía quedaba algo sin resolver, algo que solventar en su relación..."
La busquedad de ese final que se resuelve en un silencio y en la incomunicación. "Y ya tan sólo se concentró en escuchar en lo más hondo de su ser, volviendo a aquel entonces..."
Una bellísima novela, muy triste.
Una de las mejores novelas de Stefan Zweig
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