La historia de Hervé Joncour, un francés que se gana la vida con una ocupación insólita, la compra y venta de gusanos de seda. "Uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla". Uno de sus viajes le lleva a Japón "Era 1861. Flaubert estaba acabando "Salammbó, la luz eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra cuyo final no vería".
El rostro de una muchacha con ojos sin sesgo oriental , recostada en el regazo de su proveedor despierta en él el deseo, un deseo con el que regresará y en secreto vivirá con él, el resto de sus días. No volverá a ser el mismo Hervé Joncour, aquel secreto ha cambiado para siempre el rumbo de su vida.
El rostro de una muchacha con ojos sin sesgo oriental , recostada en el regazo de su proveedor despierta en él el deseo, un deseo con el que regresará y en secreto vivirá con él, el resto de sus días. No volverá a ser el mismo Hervé Joncour, aquel secreto ha cambiado para siempre el rumbo de su vida.
Alessandro Baricco nos cuenta como un cuento, esta historia deliciosa de miradas y silencios. Como la vida pasa...
ResponderEliminarContada con una gran economía de medios, sin una palabra de más ni una palabra de menos, la emoción de "Seta" nos lleva de la mano a descubrir ese punto álgido del " Vuelva, o moriré", y como esa historia de amor, de silencios y de miradas - miradas siempre furtivas en el silencio- , hacen palpitar ese instante de vida ( siempre el mismo ) en el que Hervé Joncour ha ido lejos de si, y mucho más lejos que de Japón,ha ido al fondo del encantamiento, del amor y del tiempo.
La vida y el tiempo en unos ideogramas escritos en un papel plegado por cuatro partes.
Una historia también de ausencias, con un final sorprendente; una historia de historias de amor entremezcladas y silenciosas, profundas como el río que le lleva o el lago artificial construido que tan solo remueve el viento en las tristes y frías tardes de ausencia, de todas las ausencias.
Hervé Joncour cambia momentáneamente el jardín de las delícias que construye en su imaginación por la casa vieja ( abandonada) de Jean Berceck, allí alimenta el silencio, la melancolía que le tiene en esa distancia que es ya su vida.
Allí diseña la pajarería.
- Para qué sirve, la pregunta su mujer.
- La llenas de pájaros, cuantos más mejor, y un día cuando seas feliz la abres y los hechas a volar por los cielos.
El recuerdo de su encuentro, la imagen de la felicidad.
Cuando Hervé Joncour se confiesa a Baldabiou ( el sabio precursor del negocio de Lavielledieu- la novela está llena de sabios personajes que hablan con su silencio y entienden con las miradas; que nunca juzgan; sabios en fin ) se lamenta de no haber oído tan siquiera una vez su voz ( esa voz que lleva dentro de si ) . " Morir de nostalgia por algo que nunca será", le dice, se dice a si mismo, en realidad. Tambien Hélène , su mujer, muere de nostalgia por algo que nunca será...
Historia de amores entrecuzados e imposibles, quizás como la vida misma. A un ciero punto Hervé Joncour parece un buda, un iluminado, con la paz interior de quienes quizás ya nada esperan, todo lo han tenido...todo lo han perdido, y ya nada les queda, salvo el tiempo, un lago, la vida...
Novela de sutiles detalles y sorpresas que hay que leer. Un buen regalo de Reyes.