
Cuando transcurre un mes decide dejar Brooklyn y regresar a su ciudad natal, una ciudad provinciana asentada a las afueras de Minnesota para pasar un tiempo con su madre y dar clase de poesía a un grupo de niñas.
Las amigas viudas de su madre, residentes en una residencia para ancianas activas, pronto reciben el apodo de "Los Cisnes", cinco mujeres que " compartían una fortaleza mental y una autonomía que les otorgaba un envidiable lustre de libertad". Las 5 eran grandes lectoras y formaban parte de un club de lectura que se reúne mensualmente, en el que reinaba un cierto espíritu competitivo. "Las cinco vivian en un feroz presente porque a diferencia de los jóvenes que vislumbran el fin de sus días de una manera remota y filosófica, aquellas mujeres sabian bien que la muerte no era una abstracción".

Sin embargo, la hija de ambos, Daisy, aparece en varias ocasiones como nexo de unión entre ambos. Después del verano, Boris le pedirá una segunda oportunidad una vez que la pausa le ha abandonado. Mia será ahora quien tendrá que decidir como continuar su vida. El libro acaba con un "fundido en negro", un final abierto al gusto del lector.
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