Tertulias literarias for ever, selección y recomendación de autores y obras.


Estimados lectores:

Os damos la bienvenida a nuestras tertulias literarias. En ellas llevaremos a cabo la crítica de una obra mensual combinando una lectura clásica y una contemporánea. Para comenzar hemos elegido: "La cena" de Herman koch y "La herencia de Eszter" de Sándor Márai". Podéis acompañarnos en nuestras reflexiones y descubrimientos literarios, así como aportar ideas y comentar o debatir las nuestras.

Un saludo literario.






jueves, 8 de marzo de 2012

Crónica de la Tertulia "La mujer justa" (1941) Sándor Márai



Romance compuesto de dos largos monólogos en la primera edición alemana en 1941 al que el autor añade un tercer monólogo, escrito durante su exilio en Italia en 1980.

Los 3 monólogos corresponden a las voces narrativas de los protagonistas de la historia: Péte, el hombre cuenta a un amigo cómo la pasión por una mujer que había servido a su familia le llevó a abandonar a su esposa; Márika, la mujer, le cuenta a una amiga cómo llegó a darse cuenta de que el alma de su esposo no le pertenecía y por último, Judit, la sirvienta, le explica a su amante, su infelicidad durante su matrimonio con un hombre rico por el que llegó a sentir aversión debido a la diferencia de clase.

La pasión, el amor, la traición, la venganza y el resentimiento son el hilo conductor de la novela, tratados en profundidad por el autor y jugando del inicio al fin con el argumento de la "mujer justa". ¿Existe una mujer justa, adecuada a la existencia y a las expectativas de cada uno?-se pregunta el autor a través de los diferentes personajes.

 Además de las conjeturas infinitas respecto al tema en cuestión, vale la pena asomarse a sus páginas para aproximarse a la visión de la realidad del autor, llena de matices lúcidos y reflexiones desde tres puntos de vista muy diferentes.

10 comentarios:

  1. Al libro de Márai le sobran ciento o ciento cincuenta páginas.
    Aun siendo un gran escritor, interesante y agudo en los temas y planteamientos, peca en exceso de repetición- abunda una y otra vez en los mismos argumentos, incluso con las mismas palabras-, haciendo poco creíble la historia, algo farragosa.


    Por otra parte, el artificio de la larga confesión que se repite en las tres historias del libro, y en otras de autor- recurso que utiliza por cierto también a menudo Stefan Zweig, con un sentido y un resultado mucho más literario-, es poco convincente.

    Con todo, el tono lento, pausado, logrado, la incisión literaria , llena de frases precisas y punzantes , hacen que el lector, a pesar de esos defectos, entre gratamente , interesado, en ese mundo del "vieil siècle", de la burguesía y sus conflictos, de hombres y mujeres condenados al desencuentro y a la soledad inevitable, del destino que como un signo oculto transcurre por debajo de la aparente nimiedad de unas vidas, y del sentido y sin sentido de todo...toda esa desesperanza profunda lucidamente aceptada que define el mundo de Sándor Márai, y que atraviesa toda su obra .

    El mejor Márai pervive tras esas líneas.

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  2. Tal vez el último monólogo, el de Judit Almanzor, da esa sensación de repetición alargando la novela de manera artificial. Seguramente se deba a que cuando el autor escribió este añadido habían pasado la friolera de 40 años y evidentemnte había perdido el hilo conector. En 40 años no sería el mismo Sándor y por tanto, la novela perdió en credibilidad y en armonía.

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  3. En efecto, un comentario muy sabio. La última historia desentona y alarga un poco artificialmente el relato. En lugar de cerrar el círculo - como pretende el autor- lo descentra. La voz de Judit Almanzor además- en mi opinión- no es importante. Márai da la impresión de estar ya un poco cansado - qué vida la suya por cierto, viajada e inventada una y mil veces en ese exilio , que es la propia vida en realidad- y su lenguaje y la vivacidad de la historia pierden intensidad.

    ¿ Quién es el personaje de la novela ? En contra de lo que pueda parecer , creo que no es Peter, sino Marika . La insinceridad, el engaño, el sacrificio...son los temas recurrentes que atraviesan las historias de Márai y ésta en particular...y también , claro está, la infelicidad.

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  4. No se ha señalado suficientemente el valor de los personajes de Márai, que no se dejan engañar- o no se engañan a si mismos- y asumen la derrota con toda entereza: la infelicidad, el sacrificio, el absurdo o un destino imaginario.

    Sería interesante ver la secuencia de analogías, variaciones y matices, que desde "La herencia de Eszter" a la presente obra, pasando por "La gaviota " o "El último encuentro", se da en la obra de Sándor Márai; pero los límites de lo que es un blog quizás no permitan eso.

    Centrémonos en el- a mi juicio- personaje central de la novela : Márika.

    La situación de Márika es semejante a la de aquellos que como Don Quijote de la Mancha se enfrentan a molinos de viento creyendo que se trata de un ejército enemigo de monstruos y fantasmas enredándose en sus propios lances, que sin embargo no dejan de ser reales ; o como el viajero que perdido en una vía muerta de una estación de trenes , ve señales ( ruidos, movimientos de gentes y equipajes...) y los carteles informativos de las partidas y las llegadas de otros trenes en vías ocultas y, paralizado, inerme, no puede hacer otra cosa que esperar- quien alguna vez se ha perdido en un viaje metafórico o real sabe que no hay otra situación más límite, imposible- dolorosa y destructiva- que esa ; o a la del personaje que un día despierta creyendo tener una identidad y se da cuenta que todo aquello en que había creído y entregado el alma ya no existe : sus palabras que creía únicas y propias, su mundo propio, se ven pervertidas por el uso común de unos extraños, sus pertinencias- las vivencias, las posesiones, el valor de las cosas, - , sus imágenes , incluso el recuerdo de las cosas, parecen ser ya tan sólo un juego de espejos en el que él o ella es la última imagen de un último reflejo, y quizás ni tan sólo eso.

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  5. ¿ Cómo se sobrevive a esa experiencia del engaño y la perdida ? Márika percibe las sombras, las presiente, las intuye - como sólo el amor y la posesión propia puede hacerlo- ; no sabe su perfil, su nombre , su identidad, sino tan sólo su existencia tangible, real. Decide enfrontarse con la realidad. Sabe que - en ese campo de batalla- ella está derrotada de antemano. Lo sabe no con la razón que miente, sino con todo su ser, con los nervios destrozados, con las emociones enfermas de la larga espera y del sacrificio: pues sabe ciegamente que él es su "hombre justo", resignándose a morir. Ese parece ser el destino inexorable a la que el extraño personaje , impenetrable, del marido, Péte, la condena. No tiene otra salida que esa , el silencio, el sacrificio, la soledad...Podía haberse engañado, pero Márika - y los personajes de Márai en general- tiene el valor- se necesita mucho valor para eso- de romper con el pasado, con el hombre al que ama profundamente, a riesgo- o con la certeza absoluta- de un dolor profundo que la arrastrará toda su vida como alma en pena.

    Márika se sacrifica por amor , dar la oportunidad a su marido de ser feliz, pero quizás se sacrifica también porque no puede vivir anulándose en el engaño : ha entregado su alma- su intimidad y su verdad- a Péte, pero ésta será rechazada en el mercado de objetos perdidos, de los objetos sin valor. Se necesita también un gran valor para sobrevivir a eso; mantener el amor propio; no hundirse.

    Estos personajes de Márai tan lucidamente desesperados, muertos en vida, a rastras con el destino, el pasado, el dolor...Uno quisiera darles algo, un hálito, de felicidad.

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  6. El Emotivismo de David Hume - frente al Imperativo Categórico Kantiano que pretende fundar la universalidad del juicio ético, la autonomía del yo moral- situaba la Ética en la simpatía , en la capacidad de sentir afecto o desaprobación por la acción del otro, o incluso, antes que por la acción o por el resultado material de ésta, por la intención y, en último término, por la manera de ser del otro ( bien entendido que para la Ética la manera de ser de uno, o el carácter, no es una mera cualidad natural,sino la responsabilidad plena y primera de uno mismo, el resultante de su construcción como persona, de su apertura y actitud delante del mundo y uno mismo )

    El arte- como representación de la vida, y de los caracteres de los personajes- apela directamente al sentimiento.
    Otra cosa distinta es el valor intrínseco- que se reconozca- a la obra de arte . Es evidente que a alguien le pueda gustar más o preferir la obra de Corín Tellado que la de Tóstoi, pero eso no es una prueba del relativismo de los valores, quizás antes bien el argumento contrario o su impugnación.
    Quizás lo que refleja Corín Tellado o Tólstoi es el imaginario del yo- un yo en si mismo imaginario como demuestra el propio David Hume- y de la propia vida. En la obra de arte se produce , según Aristóteles, la catarsis que purifica nuestras pasiones. Esa es la función de la Tragedia.Viendo la desgracia representada del personaje entendemos el propio yo, o un fragmento precipitado o subrepticio del propio yo; vemos allí, en efecto, un fragmento informe de nosotros mismos o de la realidad y nos contenemos ( o purificamos en sentido Aristotélico). El arte así , sin pretenderlo, tiene una función moralizadora, que no es otra que la educación del gusto ( estético y moral : " Nulla aesthetica sine ethica", que decían los clásicos; pero también "Nulla aesthetica sine ethica", como dijo José María Valverde en su celebre despedida de la Cátedra de Estética de la Universidad de Barcelona, solidarizándose con Aranguren,profesor de Ética de la Universidad de Madrid, invirtiendo el sentido de la frase, mostrando su reversibilidad).

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  7. Puede leerse la obra de Sándor Márai como la representación de una tragedia griega; en ella los personajes se despliegan hacia la ejecución de un destino ciego o prefijado que los lanza a la nada, al vacío de la existencia , donde permanecen inermes e inertes, congelados en la cámara del tiempo que es propia literatura. Sus personajes- desde esa lente de proximidad- nos llevan a la reflexión, al sentimiento o simpatía Humeana, a la catarsis Aristotélica, pues nunca podemos realmente leer si leyendo no nos leemos también , y viviendo no nos desvivimos. Como dijo otro cásico- Publio Terencio Africano- : "Homo sum ; nihil humani a me allienum puto"( soy humano; nada humano me es ajeno). Pues eso.

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  8. Hay un error en la entrada anterior. La frase originaria es "Nulla ethica sine aesthetica". José Maria Valverde en 1965 escribiría en la pizarra la frase inversa , con coletilla final : " Nulla aesthetica sine ethica, ergo apaga y vámonos " , iniciando así su exilio americano y canadiense . Años después , restablecida la democracia , retornaría a la Cátedra de Estética de la Universidad de Barcelona.

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  9. Sobre el estilo:

    Hay gente chisposa que usan el lenguaje como un fuego de artificio, pero que no tienen ninguna substancia; hay otros moderados en la expresión, pero con una gran carga de profundidad- sea poética o conceptual-; entre medio hay tantas clases de escritores y matices como se quieran. En este punto se cumple , no sólo en el fondo, sino también en la forma, la sentencia de un escritor sudamericano , del cual- pido excusas- no recuerdo el nombre : " Quien escribe, se describe", decía. ( No referiré este argumento a quien esto escribe : saldría demasiado mal parado )

    ¿Cuál es el estilo de Márai ? ¿ Cómo se describe en medio de sus palabras ? ¿ Cómo nos llega su voz ? ¿ Cómo suena ?
    Para el escritor- dice Márai- el lenguaje es su verdadera patria; él mismo exiliado de la lengua húngara ( "Todos los otros, los que abandonan su patria, se exilian de un país; yo, un escritor, me exilié de mi lengua materna"). Exiliado de su lengua y de su patria extinta, exiliado de su infancia, de su mundo perdido ( "Para nuestra vitalidad y para nuestros sentimientos, el mundo tan solo existe en la medida que refleja aquel universo sumergido y prodigioso : la infancia y la casa") buscará en la literatura la perfección- esa perfección que todos cambiaríamos por un minuto de vida, por recuperar un breve encuentro, una vivencia, un recuerdo; acaso la literatura sea sólo eso : anamnesis platónica ( reminiscencia).

    Elegante, sobrio, siempre al servicio de la idea que quiere contarnos...así nos aparece la prosa de Sándor Márai. Escritor quizás sea aquel que tiene un mundo propio, para quien el lenguaje es el camino de la anamnesis, o mejor aun, la anamnesis misma. Pues, a la postre, quizás las palabras son más reales que la realidad, o una realidad nueva que pervive tergiversada y extraña.

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  10. El artista , quizás ,sea un mero servidor, un sacerdote, de su obra. La humildad, en lugar de la soberbia, el no ser visto ,en lugar del aparecer o aparentar, son - en mi opinión- el sitio natural del creador. El creador se debe a su obra, no a la fama, ni a la vana gloria. Nada más opuesto al creador que la vanidad o el ruido. Esa superficie es extraña al arte y al artista como tal. Donde hay demasiado ruido, hay falta de mundo y vacuidad.

    Nada quiera más, en este sentido, el artista que la sombra, esa sombra en la que habita. A menudo el autor- señaladamente Sándor Márai- repite o vuelve una y otra vez a la misma obra; desvelando o explorando los límites- las variaciones, las repeticiones- de su mundo propio. No puede separarse de sus impresiones e ideas, que le siguen como la sombra en que se proyecta o en que se ve proyectado.

    El creador aparecería así, más que como dueño de su obra- como tiende a creerse : ¡ qué erróneo y falta de sentido es eso !-, como su esclavo, como su humilde servidor. El artista siempre habita en el desierto.

    Las palabras de Nietszche nos ponen un poco de luz sobre esta cuestión :

    "Los artistas empiezan a valorar y a sobrevalorar sus obras cuando dejan de tenerse respecto a sí mismos.Su frenético afán de fama vela a menudo un triste secreto: la obra no forma parte de su regla; ellos la sienten como su excepción. También quieren quizá que sus obras intercedan por ellos; quizá que otros se engañen sobre ellos. Finalmente: quizá quieren ruido en ellos, para no "oírse" más a sí mismos"

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