Tertulias literarias for ever, selección y recomendación de autores y obras.


Estimados lectores:

Os damos la bienvenida a nuestras tertulias literarias. En ellas llevaremos a cabo la crítica de una obra mensual combinando una lectura clásica y una contemporánea. Para comenzar hemos elegido: "La cena" de Herman koch y "La herencia de Eszter" de Sándor Márai". Podéis acompañarnos en nuestras reflexiones y descubrimientos literarios, así como aportar ideas y comentar o debatir las nuestras.

Un saludo literario.






domingo, 18 de diciembre de 2011

DOSTOIEVSKI, FIÓDOR , "Humillados y ofendidos" (1861)


Oscar  Wilde destaca de la obra de Dostoievski "la nota de sentimiento personal, la realidad áspera de la experiencia auténtica".  Si la novela es o no autobiográfica, habría que preguntárselo a su autor pero lo cierto es que el protagonista parece compartir similitudes con él.

Narrada en primera persona por un escritor que malvive de las escasas publicaciones que va sacando a la luz, apartado de la vida social , en condiciones deplorables de pobreza e insalubridad. Un alma blanca, un hombre excepcional, que se enfrenta a la pérdida de su amor, Natasha, sin asomo de odio ni  rencor, brindándole una amistad sincera y desinteresada, en la que antepone su felicidad a la suya propia.

La joven Natasha acude a él para explicarle sus problemas con Aliosha, hijo del príncipe Válkovski, causados en gran parte por la falta de aprobación de sus progenitores.El príncipe fragua otros planes para su hijo: su matrimonio con una rica heredera y no desiste hasta que no ve cumplido su cometido Al igual que las almas blancas  en la novela son muy blancas, las almas negras-por contraste-se ennegrecen aún más con sus causas ruines  y maquiavélicas.Nietzche no se equivocaba cuando decía que Dostoievski era el único psicólogo del que tenía que aprender algo.Los trazos psicológicos de los personajes están delineados a cincel, llegamos a conocerlos a fondo sin ninguna dificultad.

Un segundo personaje, otra alma blanca, entrará en la vida del escritor. Se trata de Nellie, una niña huérfana a la que rescata de las garras de una alcahueta. Poco a poco va alcanzando protagonismo y redimirá a los personajes de sus conflictos para abandonarles después a causa de  una muerte temprana. La niña se convertirá en una estrella blanca que guiará a los personajes por el camino a la redención.Tal vez Natasha no volverá con el escritor pero una profunda amistad verdadera les unirá para siempre.

Una excepcional novela en la que los humillados y ofendidos son la personificación de la bondad y a pesar del título que les atribuyó el escritor pasarán ante los ojos del lector como un ejemplo vital.


6 comentarios:

  1. Primera novela por entregas de Dostoievski después del periodo de reclusión en Siberia, está entre le belleza y la emotividad de las primeras obras- "Pobres gentes", "Las noches blancas", "La patrona"..., una belleza y una emotividad casi mística, y la complejidad, perfección formal y penetración psicológica de "El Idiota", o "Crimen y castigo", por poner dos casos.
    Muchos son los guiños literarios a obras anteriores, en especial, "Pobres gentes", y "Las noches blancas", con ese amor siempre herido, derrotado.
    Las situaciones se repiten , incluso los personajes. ¿ Cómo no ver en Natasha a la heroina de Noches blancas? ¿ Cómo no ver en esos personajes , y en especial en esta obra, un alter ego de Dostoievski ?

    Quizás a "Humillados y ofendidos" habia que ponerle varias comillas, pues cada uno de los personajes de Dostoievski son humillados y ofendidos a su modo. Lo son los padres de Natasha en su honor, y en su simplicidad y verdad; lo es la propia Natasha quien parece encontar placer en el dominio y en el dolor, la humiliación propia en la relación con ese "inocente" que es Alexei; lo es Vania-el protagonista de la historia- dejado por Natesha, refutado en su ser, en su mismidad y verdad esencial, él como persona, y que, con todo, vence- o intenta vencer- la tentación de la humiliación, olvida la ofensa, se abre a Natesha, no la abandona- entiende su sacrificio, su desgracia-, hace de mediación con sus padres...Ese personaje santón de Dostoievski que reniega de su felicidad individual, de su dignidad (de sus ofensas, de sus agravios).

    Paradojicamente quizás- o sin quizás- el menos ofendido de todos, antes bien ofensor, sea el hipercínico y arribista Principe Valkovski, que en una salida de escena aparece como el gran ofendido . Las almas negras , las almas blancas como dice bellamente la presentación.

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  2. Esos personajes de Dostoievski, gente humilde, marcada por el dolor, por la humillación que es la vida, o la relación con los demás, pero también seres capaces de amar y entregarse sin dudas, dando todo a cambio, sin esperar nada, en silencio, compasivamente o hasta el límite, , esos personajes, no parecen de este mundo.
    Dostoievski nos predica ese evangelio de los pobres, de los humildes- quien se humille, será ensalzado, dice la Biblia- con que empezó su carrera de escritor a los 24 años con "Pobres gentes".
    Sólo desde la desposesión cristiana de Vania o de otros protagonista de la novela, o, señaladamente, del Principe Mixkim en "El idiota", se puede leer a esos personajes puros. Dostoievski hurga siempre en el dolor y en la necesidad de superar las ofensas del yo ( que inflingen la vida, o ,a menudo,los otros). Sólo sus personajes evangélicos lo logran, el resto de los mortales nos debatimos en los límites estrechos del yo, nuestro pequeño yo, "humillados y ofendidos" ( en el mejor de los casos, o vacuos y vanidosos en el peor : ¡ la vanidad y la exhibición es siempre tan vacia!).

    Esa necesidad de la compasión cristiana, de la desafección budista, esa autonegación del yo- de la vanidad de la inteligencia, de "la verdad", de la mostración del orgullo- , sin deseos quizás, sólo es posible en seres que no son de este mundo, seres que han venido a él para ser "humillados y ofendidos", y sufrir. Pues acaso una vida sin sufrimiento no merezca la pena ser vivida: ¿ cómo seríamos humanos sino ?.

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  3. Sobre las ofensas.
    Ya dice el sabío refranero popular que no ofende quien quiere, sino quien puede. Hay ofensas terribles, destructivas, a las que tendemos a quitarles valor, aún cuando objetivamente podrían hundirnos en un pozo sin aire y sin luz.
    Hay, por el contrario, pequeñas ofensas, a veces insignificantes o ligeras- váyase a saber la intención- , que nos hunden.
    Hay ahí todo un mundo, no tan sólo el de las ofensas- burdas o rebuscadas, sutiles o directas, destructivas o inocentes- , sino el de los afectos.
    En las primeras, lo que se pone en cuestión es el valor del otro, el otro en tanto que otro, la alteridad- ya decía Sartre que "los otros son el infierno"- , mientras que en las segundas,lo que se pone en cuestión es el valor de yo mismo, mi mismidad- si se me permite inventar el vocablo-, de ahí la dificultad de encajar una ofensa: debemos encajarnos primero a nosotros mismo, el valor o el propio concepto que nos otorgamos, aquel que nos permite vivir y proyectarnos como personas.

    Duelen estas segundas ofensas porque en ellas encuentro, o des-encuentro, mi mismidad engarzada profundamente, enraizada, en la alteridad del otro, que no es sino una dimensión de mi mismidad, una parte de mi, una proyección o una introyección- o ambas cosas a la vez, váyase a saber-.
    Como en una casa cómoda y grande - en la amistad, el amor, la calidez...-he habitado durante largo tiempo. En contraste, la intemperie subreptícia produce un dolor inevitable, desgrarrador o pequeño, según la profundidad de los afectos y del encuentro-ese ser otro-yo mismo.

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  4. Aristóteles en su Ética hablava del justo término medio, quizás en un caso como en el otro conviene no atender demasiado a los ruidos o voces del yo, pero no desatenderlos tampoco del todo : tener la honestidad de estar dispuesto a revaluar o devaluar nuestro yo y los tratados de paz con los otros y con uno mismo. El mundo no se hunde si nuestra alma es grande. Hay ahí un trabajo.

    ¿Qué actitud, en efecto, debemos tomar delante de la ofensa ( el valor de nosotros mismos puesto en cuestión) y del ofensor ( el reconocimiento personal del otro, de su juicio)? ¿ Debemos mantenernos en la ataraxia estoica ( la imperturbabilidad del animo), ser racionales, no dejarnos llevar por la malevolencia de los resentimientos del otro respecto a nosotros ?( ¿ existe acaso la pura objetividad? ¿ hay algún hecho cien por cien objetivo ? ¿ no tenemos valor en tanto que somos valorados ? ¿ dejamos de tenerlo en tanto que somos despreciados?)o, por contra, ¿ debemos perturbarnos por todo y por todos, dejarnos llevar por el barómetro de los sentimientos y resentimientos propios y ajenos?

    Las ofensas y los sentimientos, en cualquier caso, son como ese termómetro o barómetro que nos avisa que algo debemos cambiar respecto a nuestra actitud respecto a los otros y a nosotros mismos.
    Por muy querido que sea un ser- dejemos de lado la larga lista de los anónimos, de los actores secundarios que ni tan sólo salen a escena- nunca debemos rebajarnos en nuestro propio juicio ( autoestima) y dejarnos llevar al precipicio de la nada. Como decían los estoicos : ¡ Abstine et sustine! - ¡ Domínate y aguanta!-.

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  5. La lectura de la interpretación de "Crimen y castigo" de Fiódor Dostoievski- un libro que he leído recientemente- por parte de Pier Paolo Pasolini, me lleva a entender dos cosas : la ilimitada limitación de mi comprensión del texto; y el "para qué" sirve la critica literaria, una critica luminosa, inteligentísima, la de Pasolini.

    Me lleva a constatar también la obviedad que en todo texto- gnosticamente- hay dos niveles de lectura: el aparente y el profundo. Éste a menudo- sobretodo si se trata de Dostoievski-, está escrito en claves psicológicas ( Dostoievski aparece deudor de Freud, antes de Freud !)

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  6. Todo ello me lleva a pensar en Aliosha, el personaje de "Humillados y ofendidos" que acepta la doble humillación de ser rechazado y sustituido por un personaje mediocre. ¿ Cómo puede alguien normal aceptar eso ? ¿ Es un santo cristiano Aliosha , o alguien que precisamente "quiere" ser humillado ? - sólo así entenderíamos esa persistente fijación al objeto de dolor- ¿ No es antinatural la posición de Aliosha?
    Entramos ahí en el mundo lleno de vericuetos y túneles que atraviesa la obra y el alma de Dostoievski, personaje él mismo atormentado en vida.

    Tan sólo entonces, si entendemos en efecto la humillación como una disposición propia del personaje, podemos entender esa "negación del yo". La ley natural- aquella por la que la vida fluye- llevaría a Aliosha a romper con Nateska , a no querer saber nada más de ella . Entendemos que si no lo hace es porque algo profundo lo liga a ella . Romper con ella , en esa lucha terrible, demoníaca, seria romper con algo dentro de él mismo, quizá irreparable.Aliosha prefiere la humillación constante- ser vencido en presencia, dejado de lado- a la derrota total, a su hundimiento.
    Entendemos entonces la lucha terrible que se produce en el interior de ese hombre: suficientemente sano para amar abiertamente, entregadamente y coger manos llenas la felicidad- ella-, y suficientemente enfermo como para aceptar una humillación sin fin del objeto de su amor. Prefiere sufrir a perderla.

    Pero Dostoievski, en un acto de caridad, le salva. Natesha parte a un exilio, a la distancia de un nuevo destino, donde él ya no será nunca más vencido en presencia, humillado , y en el que el dolor y el recuerdo quedarán petrificados como los de un muerto, una momia, un muerto en vida. El tiempo habrá pasado. Y entendemos, tristemente, que su vida y el amor también.

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