Esta segunda edición de sus diarios refleja los últimos años de la vida del conde Tolstòi, marcados por la muerte de su hijo menor Vaniechka, su excomunión y la huida de su casa de Vásnaia Polaina, a los 82 años, provocada por un matrimonio insostenible. Como en su juventud, su diario jugaría un importante papel, en él se muestra profundo y honesto. Sus reflexiones y sus pensamientos íntimos así como sus juicios de valor y sus estados de ánimo se ven reflejados magistralmente en sus páginas con una sencillez y una humanidad abrumadoras. Sirvan algunas de sus meritorias citas de ejemplo a la gran riqueza del texto:
"La vida verdadera está en el movimiento hacia adelante,en la mejora de uno mismo y en la mejora de la vida del mundo a través de la mejora de los seres humanos".
"Qué difícil me resulta vivir. No tengo ganas de escribir, ni de trabajar; sigo con el mismo estado de ánimo sombrío"
"!Qué bueno sería envejecer y liberarse!"
"Mientras el hombre no tiene conciencia de sí mismo, no sabe si vive o no y por consiguiente no vive. Cuando se reconoce como vivo, involuntariamente se hace la pregunta : ¿para qué vivo? . Y al hacerse esta pregunta, busca una respuesta, y una vez que haa encontrado la respuesta, no se tranquiliza hasta no haber hecho aquello para lo que vive"
"El objetivo principal del arte, si existe el arte y si tiene un objetivo, es manifestar, expresar la verdad sobre el alma humana, expresar aquellos secretos que la palabra sencilla no puede expresar.Por eso es arte. El arte es el microscopio que conduce al artista hacia los secretos de su propia alma y que muestra a los hombres los secretos que son comunes a todos".
"Ültimamente siento muy cerca la muerte. Tengo la impresión de que la vida material pende de un hilo y de que muy pronto ese hilo se romperá".
Me sorprenden estas reflexiones de Tolstói sobre el arte, la vida y el perfeccionamiento moral ( lo importante no es el grado de perfeccionamiento moral alcanzado- decía Tolstói-, sino estar en camino; Kant reclamaba la inmortalidad del alma y la existencia de Dios en su Ética para que la tendencia hacia la virtud- dado que la santidad es imposible- no quedase sin efecto o vacía de contenido ). Me sorprenden estas reflexiones de Tolstói cuando comparo este desiderandum con el nihilismo aplastante de "La muerte de Ivan Ilich": la soledad del personaje, la clara consciencia que es una sombra y que a nada y a nadie importa. La vida, el arte, la moral es otra cosa...al final queda solamente la realidad. El arte, la vida, la moral son tan sólo figuras ( figuraciones) que pretenden ornamentar, dar un sentido, a la realidad. Pero la realidad no tiene ningún sentido. Preguntar por el sentido de la vida, decía Nietzsche, es ya devaluar la propia vida, un sin sentido.
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