A bordo del trasatlántico que va de N.York a Buenos Aires reinan el ajetreo y la animación. Uno de los pasajeros, Mirko Czentovic, campeón del mundo de ajedrez se dirige a Argentina para recoger nuevos triunfos. Un particular campeón, "avis raris" en la ilustre galería de campeones de ajedrez que habitualmente reúne individuos dotados de superioridad intelectual: filósofos, matemáticos, naturalezas calculadoras e imaginativas...Sin embargo Czentovic, a pesar de ser artífice de un juego tenaz, lento e inescrutable, es un outsider del mundo del intelecto, incapaz de escribir una frase sin faltas de ortografía.
Nuestro narrador, un pasajero más, urde las estratagemas más absurdas para acercarse a él y finalmente decide atraerlo mediante una partida de ajedrez. Junto a su esposa inician el juego al que se irán uniendo diversos pasajeros hasta conseguir atraer la mirada curiosa y escrutadora de Czentovic, que acepta la invitación.
Entre todos los contrincantes el único a la altura del campeón que logra mantener la tensión del juego, es un misterioso pasajero que relatará cómo llegó a sus manos un manual de ajedrez, cómo el juego le salvó de la locura y cómo jugó durante meses contra si mismo como único contrincante. Una escisión de la personalidad, una mente habitada por alfiles, peones, torres y reyes...
El libro como "el arma maravillosa contra la opresión del tiempo y el espacio".
Nuestro narrador, un pasajero más, urde las estratagemas más absurdas para acercarse a él y finalmente decide atraerlo mediante una partida de ajedrez. Junto a su esposa inician el juego al que se irán uniendo diversos pasajeros hasta conseguir atraer la mirada curiosa y escrutadora de Czentovic, que acepta la invitación.
Entre todos los contrincantes el único a la altura del campeón que logra mantener la tensión del juego, es un misterioso pasajero que relatará cómo llegó a sus manos un manual de ajedrez, cómo el juego le salvó de la locura y cómo jugó durante meses contra si mismo como único contrincante. Una escisión de la personalidad, una mente habitada por alfiles, peones, torres y reyes...
El libro como "el arma maravillosa contra la opresión del tiempo y el espacio".
Obra relatada con la técnica habitual, repetidísima en el autor, de la conversación fortuita entre un personaje misterioso ( normalmente torturado- nunca mejor dicho- por un secreto o un pasado tortuoso) y el testimonio que narra la historia.Hay un montón de libros de Stefan Zweig narrados así, con esa técnica: Amok, Mendel, el de los libros, La impaciencia del corazón...etc.
ResponderEliminarLibro impecablemente escrito también, como todos los de Zweig. La historia, magistral.
La novela no nos narra la historia de Czentovic que tiene meramente la función de antihéroe ( toda la descripción del personaje es negativa, empezando por su extractro social, acabando por la estulticia del personaje) frente al noble vienés, abogado de la iglesia y de la corte imperial, inteligente y culto, que utilizando un adjetivo del autor en el libro llamaremos Homo obscurissimus. El libro nos narra ese personaje.
ResponderEliminar"Jaque mate", el ajedrez no admite paliativos como la vida. La combinatoria del juego lleva a un vencedor y a un perdedor- ¿ Como en la vida ?- Existen las tablas que es un resultado transitorio, solamente. El ajedrez como metéfora de la vida, aunque esa sea una lectura meta literaria copn la que el autor sabiamente no juega, a riesgo de perder la eficacia narrativa.
El homo obscurissimus puesto en prisión por los nazis- en su ocupación de Austria- sufre la peor tortura, la psicológica. Se enfrenta a la nada. Aislado . " Desde la mañana hasta la noche se está a la espera de algo que nunca llega. Se espera y se espera. y no pasa nada. Y se sigue esperando, y esperando,y esperando...Y pensando, y pensando, y pensando...hasta que el cerebro hace daño. Y no pasa nada. Y estás solo. Solo...solo...". Por fortuna, un libro le salva. Un libro de ajedrez de los grandes maestros le permite huir de la locura; pero dos meses y medio le llevan al paroxismo- después de repasar una y mil veces las mismas partidas, saberlas de memoria- de enfrentarse- en una partida imposible- consigo mismo. Se produce en ese punto una paradoja, una incongruencia, que le lleva otra vez al límite de la locura. " ...querer jugar contra uno mismo representa en definitiva una paradoja tan grande en el ajedrez como querer saltar la propia sombra". Al final la partida uno la juega con uno mismo. Cada uno es su principal rival y adversario.
Ese personaje, hundido en ese abismo, curado momentáneamente, se reencuentra fortuitamente con el pasado en una doble partida a muerte -"... dos enemigos que se habían jurado anihilarse mutuamente"- con Mirto Czentovic, el joven campeón mundial con tan sólo veinte años.Curiosamente, tanto Czentovic como el homo obscurissimus , se vuelven humildes y humanos con la derrota, necios y arrogantes con la victoria, otra vez como en la vida misma.
El libro, sin duda , se presta a muchísimas lecturas y precisiones.
Sobre las sombras. Las sombras del pasado, las sombras del presente. Interesante la coincidencia del tema recogida en el blog. En el libro de Zweig "Regreso al pasado"- traducido también , quizás más fidedignamente, como "La reistencia de la realidad"-, los personajes arrastran sus sombras- las hojas muertas, el frío penetrante del día gris, el recuerdo del parque, de las horas perdidas inútilmente...
ResponderEliminarDans le vieux parc solitaire et glacé
deux spectres cherchent le passé,
en verso premonitorio de Verlaine , que el protagonista recuerda haber leído con su amada ; subrepticiamente en medio del parque años ha en un día alegre, en los inicios de su amor; recuerda en medio del dolor, de la nostalgia, la muerte. Quedan tan sólo esas sombras que se proyectan en el suelo del parque frío y gris.
Nietzsche, en una cita recogida en el blog del "Viajero y su sombra", nos dice : "Y sólo si se aparta de sí mismo, saltará su propia sombra"; lo cual nos llevaría a preguntarnos qué es ese "si mismo" y porqué el "si mismo" proyecta inebitablemente su propia sombra- ¿ Es la sombra del pasado, de la propia muerte o muertos que llevamos encima ? ¿ Es la sombra proyectada sobre otras sombras posibles ?
Zweig en esta obra, "Novela de ajedrez",nos habla del homo obscurissimus , y de como "querer jugar contra uno mismo representa en definitiva una paradoja tan grande como querer saltar la propia sombra".
Somos seres que generamos un doble , o una proyección, un espectro de nostros mismos, esa es la identidad humana y lo que llamamos "yo"; no es otra cosa que esa sombra que proyectamos. Por eso el personaje que juega blancas y negras a la vez se vuelve loco. ¿ Por cuáles tener preferéncia? ¿ Por cuál de sus "yo" - pensamientos, estrategias, sentimientos...? ¿ Quién va a ganar, sabiendo en anticipo todo el juego, su resultado y sus trampas ?
Una sombra nos acompaña.porque no podemos prescindir- saltar , en términos de Nietzsche-, nuestra sombra. Quizás porque somos nostros mismos. Saltar la propia sombra es morir y aunque quizás- como quieren algunos- seamos muchos, la muerte de los seres queridos siempre duele en el alma. Somos nostros mismos que morimos, en plena agonía.
Me atrapó mucho esta novela que aunque corta, podría catalogarla de manera personal y atrevida como un cuento o un relato por si breve pero emocionante contenido.
ResponderEliminarEs increíble y lamentable finalmente a lo que puede llegar una persona normal sometida a condiciones inhumanas, ademas me incita a jugar ajedrez y quizá porque no hacerlo de vez en cuando conmigo mismo, un loco desafío...
También debo decir que me sorprendió mucho leer el prólogo de esta novela pues descubrir quien fue Stefan Zweig y la manera como dejó este mundo y como su amada lo siguió hasta el final, bastante
Luego de leer el libro puedo decir que parte de su forma de ser está descrita en el libro, la forma en que el Dr. B caminaba por su cuarto y como se desesperaba sin un "alimento mental" además de su capacidad intelectual, podría decir que efectivamente como lo mencionan en el prologo y el mismo en si carta de despedida Stefan fue una persona impaciente.