Una invitación al mundo de la ficción. Tertulias literarias y debates sobre temas de actualidad. Selección de lecturas y autores. Conciertos, exposiciones y actividades culturales en Barcelona. Participa con tus lecturas y comentarios.
Tertulias literarias for ever, selección y recomendación de autores y obras.
Estimados lectores:
Os damos la bienvenida a nuestras tertulias literarias. En ellas llevaremos a cabo la crítica de una obra mensual combinando una lectura clásica y una contemporánea. Para comenzar hemos elegido: "La cena" de Herman koch y "La herencia de Eszter" de Sándor Márai". Podéis acompañarnos en nuestras reflexiones y descubrimientos literarios, así como aportar ideas y comentar o debatir las nuestras.
Un saludo literario.
domingo, 6 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Casanova el eterno seductor que sólo vive en el imaginario femenino- aunque haya mucho Casanova suelto de bajo percal-.Casanova sabe que a la mujer se la tiene que estar seduciendo siempre, por eso seduce siempre- a una mujer distinta. Su arte crea una ilusión, es un artificio, una representación, y como en el teatro cada representación es única, excitante, aunque se repita la misma escena.Pero Giacomo Casanova seduciendo a todas, no ama a ninguna. El amor es preciso porque puebla los límites de los afectos y de los gestos de una persona concreta; el amor tiene algo de piedad,de humano.El deseo, por el contrario, es infinito y por lo mismo ciego y absurdo, animal.Por lo mismo, esa necesidad de ser seducida siempre tiene que ver con el deseo ( ser deseada y egañada siempre; ser siempre joven y apetecible, pertenecer a la especie) , no con el amor ( ser reconocido de una vez y por siempre como un ser único y distinto, especial) . Ser deseado pertenece al cuerpo; ser amado al alma.El límite del deseo en el amor, la armonía, la belleza, el encuentro de dos seres en el infinito de materia vacía y fría. Los amantes viven siempre en su mundo propio , nada los puede tocar, el silencio los rodea; los concupiscentes a secas no viven en ninguno, como mucho les acompaña el ruido y el no saber que hacer consigo mismos.El deseo es solitario y busca su propia excitación, la pasión; el amor es paciente, busca la compañia, la com-pasión. Es el encuentro de dos soledades.Giacomo Casanova siempre vive en el deseo íntimo de la mujer de ser seducida ( el complementario de Casanova va desde la joven inocente hasta la más sofisticada y no menos eterna Madame Bobary). Pura biología. El amor más lento y precario se tiene que cultivar ( "cultura"). Por lo mismo, el amor quizás tenga siempre las de perder por mucho que la literatura y el cine muestren una imagen y un imaginario distinto. Y es que quizás el amor no sea sino un invento de los poetas.
ResponderEliminarEl deseo es más simple ( aunque se vista de plumajes, de tarjetas visa o no visa y de oropeles; "Cama saltada , mujer ganada", como dice el refrán, refiriéndose al hecho que - quizás se tendría que poner evidentemente en revisión- la mujer busca siempre a aquel que destaca en algo ), simple como la propia imaginación, de la que Santa Teresa decía que era la loca de la casa, pues eso; y ya sabemos que mucho loco anda suelto, Casanovas reduplicados los hay a cada esquina y que van a lo que van. Mito interesante este de Casanova.
Giacomo Casanova era aficionado a los juegos de azar. Acostumbrado al juego de la seducción en el que juega a ganar ( su reputación le precede, tiene media partida ganada en anticipo )antes de que sus amantes lo dejen ( sabe que no puede mantener la seducción permanenetemente) , en el punto álgido en que la excitación, el deseo y el triunfo- la conquista- se han consumado, las deja.
ResponderEliminarMientras el misógino cree saber que la mujer transita en el deseo narcisista y tarde o temprano lo dejará y decide no jugar, tomándose en serio la realidad, Casanova, como en los juegos de azar trucados, juega el juego del amor a su favor, nunca pierde y siempre gana, su fama le precede.Al fin y al cabo- según el tópico- la mujer quiere ser engañada, y eso lo hace a la perfección Casanova que es un simulador, un embaucador, un encantador de serpientes.
Giacomo Casanova nos remite al punto de vista masculino- quizás machista- sobre las mujeres y el amor; cabria también analizar la contrafigura de Casanova- Madame Bobary, a mi parecer- y dejar perfilar el punto de vista femenino , su sensibilidad, y las insuficiencias y limitaciones de los hombres.